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“La Barrosa” volvió a vibrar con el rugir de los motores

Enorme espectáculo en la reapertura del autódromo de Balcarce.

Por Marcelo Solari

BALCARCE, (enviado especial) – La acumulación de horas de trabajo sin descanso de muchos actores tuvo su premio cumbre: el corazón del autódromo “Juan Manuel Fangio” volvió a latir con la presencia de autos de carrera transitando por la pista como si fueran sangre por las venas del escenario enclavado al pie de la sierra “La Barrosa”.

A la jornada del domingo no le faltó nada. O, por mejor decir, tuvo de todo. Especialmente, dos sensaciones difíciles de rebatir: 1) muy pocos -o ninguno- de los autódromos de todo el país tienen el magnetismo del trazado balcarceño; 2) la reapertura del autódromo trasciende a la cuestión meramente deportiva. Se trató de un acontecimiento cultural de magnitud, un hecho que no dejó indiferente a casi nadie en la apacible localidad que vio nacer al ilustre “quíntuple”.

Ambas afirmaciones tienen sustento firme. El masivo respaldo del público (algunas estimaciones indicaron cerca de 10.000 espectadores), el eco de los motores a pleno rebotando contra la ladera rocosa que produce un efecto único, una vista panorámica incomparable, el acto protocolar para agradecer a todos lo que hicieron posible este retorno, la chance de cruzarse a cada paso con alguna gloria del automovilismo, y mucho más.

Entre todo ese impacto para los sentidos, claro, hubo espectáculo, y del bueno, en la pista. Dos finales electrizantes del Turismo Special de la Costa (TSC), otras dos no menos espectaculares de la Monomarca, una muy atractiva carrera de la Promocional y una cambiante definición en el TC 2000 del Atlántico, a partir de la suma de tiempos de sus dos finales.

La final de titulares del TSC resultó fabulosa. A la lucha incesante en la punta entre Bruno Boccanera (Ford Falcon) e Iván Ramos (Ford Falcon), se sumaron atrás, y cada vez más cerca, Mariano Calamante (Ford Fairlane) y Julián Tévez (Chevrolet). Calamante superó a Ramos y cuando Tévez intentaba lo mismo en el frenaje del fondo, fue impactado por el Ford Falcon de Ezequiel Rosconi (resultó excluido por esta maniobra). El gran ganador fue Alejandro Kuhn (Chevrolet), quien heredó el tercer lugar.

La final de invitados tuvo varias ausencias de peso por diferentes motivos (incluso antes de largar), aunque Ramos y Boccanera volvieron a protagonizar otro gran duelo, aunque antes, el otamendino tocó apenas la cola del Fairlane de Calamante, quien hizo un semitrompo y cuando maniobró para volver, rompió un palier. El Falcon de Guillermo Barragán completó el podio.

La fiesta completa para Balcarce había empezado el sábado, con Santiago Lantella coronado tricampeón de la Monomarca por anticipado. De todas maneras, el monarca corrió como si le hicieran falta los puntos. Se vio involucrado en golpes varios en la final de titulares, y aún con el auto herido llegó cuarto. La carrera tuvo un brillante ganador: Adrián Oubiña con su Fiat Uno.

Lantella tuvo un festejo completo porque triunfó en la final de invitados, manejando con solvencia ante los ataques de Joaquín Melo y Oubiña. Terminó celebrando en la zona de boxes con toda su gente, embadurnado de espuma y papel picado.

También la Promocional entregó una emocionante carrera “palo y palo” entre los Citroën de Martín Calamante y Pablo Falkenagen, duelo seguido muy de cerca por el invitado Federico Roza (Fiat 147).

Por último, en el TC 2000 del Atlántico, el binomio Daniel Penchaszadeh y Sergio Fiore, con Chevrolet Astra, segundo en la primera carrera y ganador de la segunda, prevalecieron en la clasificación final por suma de tiempos. Los hermanos De Palma quedaron segundos como premio a su regularidad.

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